Empecé el taller como un auto regalo de cumpleaños, pero no imaginé la cantidad de regalos que vendrían después. Empecé quitando un montón de creencias y luego se convertirían en validación y amor propio. Diseñé una vida deseada y de repente la estaba viviendo. No me animaba a emprender y luego me vi viviendo todo el éxito que mi emprendimiento se merecía. Gracias infinitas a las hermanas Fernández y a cada una de las personas que compartieron los encuentros conmigo. Fui muy feliz cuando compartieron sus logros y me siento honrada de haber podido compartir con ustedes los míos. Gracias gracias gracias.